Durante su recorrido rumbo a Cuzco, Francisco Pizarro observó en la ciudad de Jauja [Junín] un valle tan atractivo y, sobre todo, una buena ubicación, donde fundaría la primera capital cristiana del Perú.
Jauja además atrajo a Pizarro como nexo entre las ciudades de San Miguel y Cuzco. Un 20 de octubre de 1533, el conquistador español tomó posesión de Jauja y la pobló. Sin embargo, para Pizarro le resultó complicado encontrar gente de su ejército que quiera sacrificar las aventuras y búsqueda de riquezas, a cambio de una vida sedentaria como vecino del lugar.
A la nueva ciudad capital Pizarro la nombró como “Muy noble ciudad de Xauxa”. A fin de conseguir pobladores, el conquistador ofreció a sus seguidores varias tierras e indios. Pero esto no bastaba para los vecinos españoles; pues adversidades como la altura, la lejanía del mar y las bajas temperaturas los incomodaba y les hacía desistir de formar una nueva vida en dicho lar; además de la poca leña existente.
Con base a todas las mencionadas desventajas, el 29 de noviembre de 1534, el cabildo* acordó solicitar a Pizarro el traslado de la ciudad capital a la costa. De esta forma, se envió a cuatro miembros del ayuntamiento para que elijan dónde se ubicará la nueva capital en la costa.
Mientras tanto, los vecinos de Jauja ya iban desalojando la ciudad, rumbo a Sangallán (Chincha), donde se asentarían temporalmente.
Claudio Pizarro, el 18 de enero de 1535, ordenó que los vecinos de Jauja y Sangallán fueran a establecerse en la ciudad de Lima o «Ciudad de los Reyes», como nueva capital del Perú.
Solo aquellos hacendados, a quienes Pizarro les había dado gran cantidad de tierras e indios, decidieron quedarse en Jauja, por lo que ésta nunca dejó de existir, hasta la actualidad.
Cabildo* = Grupo de personas integrado por un alcalde y varios concejales que se encarga de administrar y gobernar un municipio.
Redacción: Valeria Paz Goñez
Fuente: Jaujamiperu // Blog Pucp