En el Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, indígenas de América se reunieron en el distrito de Barranco [Lima, Perú], para conmemorar a las mujeres víctimas de violencia en una ceremonia de sanación.
«Hoy estamos aquí, porque la vida de las mujeres, la vida del territorio están en peligro. Por lo tanto, queremos pedir este sustento, para que todos y todas juntos vamos a continuar con la vida de los pueblos. Gracias, dos y tres veces, corazón del cielo y de la tierra»
Tarcila Rivera, representante de los pueblos quechua y chanka del Perú
Un escenario mítico, espiritual y colorido se armó en la Plaza del distrito de Barranco, a fin de invocar a todo aquel que quiera ser parte de una ceremonia realizada para hacer un llamado a la sociedad y concientizarla sobre la desigualdad de género.
El evento se organizó por el Centro de Culturas Indígenas del Perú (Chirapaq) y el Foro Internacional de las Mujeres Indígenas (FIMI). La reunión fue conducida por la representante nacional del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de la ONU, Tarcila Rivera, quien también es representante de los pueblos quechua y chanka de Perú.
Otro de los propósitos de la ceremonia era el de alzar y hacer escuchar la voz de cada representante indígena de cada país, en un momento de reflexión en el que ellas contaron sus historias de amigos y/o familiares [mujeres] víctimas de la violencia, su protesta se resumía al final en una simple y fuerte palabra: ¡Justicia!
Parte de lo que denunciaban y pedían a las autoridades, a través del ritual espiritual, era el de exigir justicia por todas aquellas mujeres violentadas, violadas y/o asesinadas, cuyos respectivos delincuentes llegaron a burlarse de la justicia, o ésta simplemente culpar a la propia víctima de los hechos ocurridos.
Además, se denunció el limitado acceso a los sectores de salud y educación para las mujeres; así como los desplazamientos por usurpación o toma de posesión de sus territorios.
Asimismo, el alcalde del distrito de Barranco, Antonio Mezarina Tong, también recalcó en su discurso la desigualdad y exclusión, generalizada, por las que las mujeres deben sobrellevar en su día día. Muy aparte del temor a ser violadas o violentadas por algún hombre, ya sea este de su entorno o no.
¿Cómo no valoramos a ese ser? Tan inmenso y tan perfecto que hizo Dios, como lo es la mujer. (…) Entonces, tenemos que trabajar todos juntos. Organizaciones como la ONU, como la Organización Internacional del Trabajo, como los gobiernos nacionales, locales y regionales. (…) Tenemos que trabajar, para ir cambiando todo este gran problema, que no queremos dejarle a las futuras generaciones.
Antonio Mezarina, alcalde del distrito de Barranco
Sin duda, se continúa creciendo en un espacio de poca tolerancia y respeto sin importar el género que sea uno. Aquellos valores solo se forman y desarrollan desde muy pequeños en el hogar, no desde la escuela. Para formar un mundo mejor [lleno de amor, respeto, aceptación y sin prejuicios], el cambio iniciará desde el seno de la familia.
Redacción: Valeria Paz Goñez
Fuente: Agencia EFE // Chirapaq